Dr. Santiago Lazzati
LAZZATI Consultores y Formadores

Socio Director de LAZZATI – CONSULTORES Y FORMADORES. Contador Público Nacional, egresado de la Universidad de Buenos Aires. Especialista en temas de management y comportamiento humano.

De 2010 a 2013 fue miembro externo del Comité de Auditoría de la “International Criminal Court”, sita en La Haya, Holanda.

Fue Socio de Arthur Andersen desde 1974 a 1993 y Director Asociado de Deloitte desde 2005 a 2015.

Autor de 22 libros y múltiples artículos sobre temas de administración de empresas.

Es y ha sido profesor de diversas universidades (UBA, UCA, etc.) y otras instituciones de capacitación. Actualmente es Director de la carrera de Licenciatura en Administración y Gestión Empresarial de la Escuela de Economía y Negocios de la Universidad Nacional de San Martín.

Experto reconocido mundialmente en el tema de Contabilidad e Inflación. De su libro “CONTABILIDAD E INFLACION” se publicaron cuatro ediciones distintas: en 1969, 1978, 1985 y 2014. De cada una de ellas hubo múltiples reimpresiones. Además, publicó otros libros sobre el tema, incluyendo INFLACIÓN Y CONTABILIDAD GERENCIAL (Coautor: Jorge Ponte- Ediciones Macci, 1987). Ha conducido seminarios y conferencias sobre el tema en muchos países de Europa y América: Alemania, Bélgica, España, Francia, Inglaterra, Italia, Portugal, Suecia, Suiza, Turquía, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú, Uruguay, Venezuela y Estados Unidos de América.

Hablamos con Santiago Lazzati
ESTRATEGIAS DE CAPACITACION EN ADMINISTRACION DE LAS ORGANIZACIONES
Buenos Aires Agosto 07, 2020 por Patricia Canossa | GESTIÓN DEL CAMBIO

Seguimos investigando cómo el contexto está influyendo en nuestra tarea diaria, hacia dónde deberíamos orientar nuestro aporte desde la gestión de capacitación en las organizaciones. Habíamos destacado que las compañías más avanzadas en la implementación de modelos colaborativos, contaban con una dimensión estratégica en la administración de su planificación.
En líneas generales la capacitación enfrenta la siguiente problemática: la determinación de la audiencia y de los objetivos del aprendizaje (A QUIÉN Y PARA QUÉ) la definición de los contenidos temáticos y de su dedicación (QUÉ Y CUÁNTO) la elección de las estrategias educativas (CÓMO, CUÁNDO Y DÓNDE)  las competencias y el desempeño de los docentes (CON QUIÉN ) y la evaluación del aprendizaje (CUÁL FUE EL RESULTADO). Sobre estos aspectos dialogamos con Santiago Lazzati. A continuación compartimos sus análisis.

 
El campo empresario comprende la capacitación pública o abierta que brindan entidades no universitarias a otras empresas y demás organizaciones, así como también la capacitación llamada in-company  que contrata una organización para su propia gente. Las estrategias educativas comprenden: las modalidades educativas, sus métodos, la secuencia de aplicación de esos métodos y el proceso de transferencia al trabajo.
 
Comencemos por las que yo llamo Modalidades Educativas. Las modalidades dependen principalmente de lo siguiente: el lugar en el que se lleva a cabo el proceso de aprendizaje, cómo es la comunicación entre el instructor (educador) y el que recibe la capacitación (educando). qué flexibilidad en el uso del tiempo tiene el educando para realizar sus tareas, cómo es el proceso de gestión del aprendizaje y quiénes son los principales actores en dicho proceso y cuáles son sus respectivos roles.
 
En función de estos factores pueden diferenciarse las siguientes modalidades:
  • La enseñanza presencial.
  • La enseñanza a distancia.
  • El autoaprendizaje.
  • El coaching y similares.
  • El aprendizaje en el trabajo.
Por ahora nos enfocaremos solo en "enseñanza a distancia" y "aprendizaje en el trabajo" por trararse de 2 situaciones inherentes al contexto que nos ocupa en 2020.  En general, el enunciado de todas estas  modalidades representa prototipos. En la práctica, muchas actividades educativas constituyen una combinación de esos prototipos. Por ejemplo, el denominado blended training, que combina la enseñanza presencial con la enseñanza a distancia.

En la enseñanza a distancia la comunicación se concreta a través de un canal digital. El educando al no estar sujeto a los horarios de la enseñanza presencial para la realización de sus tareas;  tiene mayor flexibilidad. Sin embargo, el educador mantiene control sobre el proceso de aprendizaje, por medio del diseño, de las instrucciones, del material, de las pruebas y su revisión, etc. La enseñanza a distancia incluye la figura del tutor o equivalente, quien ayuda al educando por propia iniciativa o en respuesta a sus consultas.
 
En cuanto al concepto de aprendizaje en el trabajo, estas actividades incluyen:
  • Las acciones que realiza una persona en el trabajo como consecuencia del plan de acción del coaching (externo o interno).
  • El coaching del jefe.
  • El aprendizaje en equipo, que ocurre cuando un grupo al mismo tiempo que resuelve problemas actuales mejora su capacidad para resolver problemas futuros (en su famoso libro La quinta disciplina, Peter Senge identifica al aprendizaje en equipo como una de las cinco disciplinas).
  • El action learning, que se basa en el análisis de problemas reales, el desarrollo de cursos de acción correspondientes y la ulterior reflexión acerca de la experiencia producida por la acción. Una parte de esta actividad puede encararse también como enseñanza presencial.
  • El embedded training que se da cuando el software de un sistema incluye funciones de capacitación a disposición del usuario.

Como corolario, queremos resaltar que no es adecuado generalizar a favor de una u otra modalidad. Cada una tiene sus ventajas y desventajas, peligros o limitaciones, que dependen de las características de la audiencia, de los objetivos, de los contenidos temáticos, de los recursos disponibles, etc. Aun más: en general es preferible que los programas educativos combinen diversas modalidades en función de dichos factores. En otras palabras, lo mejor suele ser la mezcla de modalidades.

Me interesa que nos paremos en la "enseñanza a distancia", ya que actualmente es nuestra preocupación principal. ¿Cuál es tu visión sobre los métodos aplicables a este tipo de actividad

Haría una primera distinción entre los métodos aplicables a la enseñanza presencial y  a distancia. Ambas modalidades deben aplicar los métodos respectivos. A su vez, para cada método destaco tres aspectos:

  1. El tipo de actividad del docente y del alumno. Por ejemplo, la exposición del docente y la escucha del alumno; el análisis de un caso por parte de los alumnos y la actuación previa y posterior del docente.
  2. Los elementos de contenido a utilizar por el alumno. Por ejemplo, en la exposición, las ayudas visuales; en el análisis del caso, el texto de este y la instrucción escrita.
  3. El medio de comunicación a emplear. Por ejemplo, un libro, un video, la computadora. Y aquí juega la tecnología de la comunicación, que hoy en día ha desarrollado una influencia fenomenal.

La combinación de dichos aspectos da lugar a ciertos métodos típicos. Por ejemplo, la exposición, el estudio de textos, el denominado “método del caso”, el planteo y la solución de ejercicios numéricos, el planteo y la discusión de cuestiones controvertidas, el roll playing, la simulación, la demostración de procesos técnicos y la práctica consecuente, la observación de un video y su actividad complementaria, la contestación de instrumentos de diagnóstico y la explicación del respectivo modelo subyacente, la realización de un trabajo de investigación, etc.

Un mismo método puede ser empleado por distintas modalidades. Por ejemplo, un ejercicio numérico es utilizable tanto en enseñanza presencial como en enseñanza a distancia.

El estudio de textos se emplea como actividad adicional previa o posterior a la enseñanza presencial. Pero dicho estudio per se representa en general un método de enseñanza a distancia. En el diseño caben muchas alternativas con respecto a que expone el docente en el aula y que delega en el estudio de textos. Además, el estudio previo facilita la dinámica y el enriquecimiento de la respectiva actividad presencial que se efectúa posteriormente. En sustancia, la combinación del estudio de textos con la exposición constituye una forma de blended training.

Repansando estos conceptos me haces pensar en el método de aprendizaje invertido, que hoy por hoy está prácticamente liderando el ranking utilizado por instructores

El planteo del Método de Aprendizaje Invertido necesita que nos preguntemos sobre la secuencia, es decir, decidir qué viene primero y qué viene después. Por ejemplo, si conviene primero desarrollar la parte teórica para luego incursionar en la aplicación práctica, o bien proceder a la inversa: primero plantear un problema practico y en función de este inducir la teoría.

El denominado “aprendizaje invertido” entraña una cuestión de secuencia, además de ser una combinación que constituye blended training. Tradicionalmente la exposición del docente precede otras actividades como el estudio de textos o la realización de tareas. De esta manera el docente es el driving force (fuerza directriz) del resto de las actividades. La idea del aprendizaje invertido es que los propios participantes configuren gran parte de la fuerza directriz, y el docente actúe mas bien como facilitador y motivador. El aprendizaje invertido está centrado en el alumno, más que en el docente, y promueve los métodos activos, incluida la actitud crítica del alumno. Además, incluye la enseñanza personalizada.

El llamado “aprendizaje basado en problemas” tiene características del aprendizaje invertido más otras características adicionales: se plantea un problema a los alumnos (puede ser un caso o el desarrollo de un proyecto), pero se supone que ellos todavía no tienen los conocimientos necesarios para resolverlo adecuadamente. Entonces los alumnos no solo deben proponer una solución del problema, sino que previamente deben investigar las fuentes del conocimiento requerido. Por ejemplo, buscar y estudiar la bibliografía pertinente.

Los responsables de Capacitación tenemos un desafío siempre vigente y siempre latente, lograr que las personas aprendan algo nuevo, incorporen tareas, habilidades

Soy un convencido que una capacitación eficaz cuando se logra la transferencia de la capacitación al trabajo, que es un proceso adicional orientado a que el alumno, en este caso el colaborador, aplique efectivamente en el trabajo los conocimientos y comportamientos pretendidos por dicha capacitación. Esta aplicación es más crítica con respecto a las competencias conductuales porque los rasgos de personalidad y otras características personales del individuo suelen dificultar los cambios correspondientes en el comportamiento. 

Toda capacitación entraña en mayor o menor grado un modelo que se pretende aplicar en el trabajo. A partir del modelo se impone hacer un diagnóstico: plantearse en qué medida la situación real de la organización, grupo o individuo responde al modelo y analizar la causa de los problemas. Completado el diagnóstico, corresponde encarar un plan de acción; o sea, estrategias concretas para acercarse al modelo. Luego, el trabajo brindará experiencia susceptible de reflexión. De esta manera, el modelo puede ser ampliado, modificado o incluso descartado, reforzando el proceso de aprendizaje. Posteriormente, conviene ejercer acciones de seguimiento, con dos propósitos: monitorear el cumplimiento del plan de acción y reflexionar sobre la experiencia recogida. Tales acciones, a su vez, constituyen un antecedente de futuras actividades educativas, y el ciclo experiencia-reflexión- desarrollo de conocimientos y habilidades se repite.

Lograr la transferencia de la capacitación al trabajo me hace pensar fuertemente en la actitud que debe tener esa persona dentro de la situación de aprendizaje

Desde ya. Pero un instructor o docente experimentado administra diversos métodos, desde los más “pasivos” a los más “activos”. Se entiende por método “pasivo” aquel en donde la actividad del alumno consiste principalmente en percibir (escuchar, observar, leer) la información que le brinda directa o indirectamente el docente. En cambio, se entiende por método “activo” aquel en donde el alumno ejecuta múltiples funciones, dentro de cierta estructura establecida por el docente.

La exposición es por naturaleza un método pasivo. Sin embargo, puede ser menos pasivo cuanto mas intervengan los alumnos, haciendo preguntas o comentarios. Esto depende del numero de alumnos, del tipo de exposición (por ejemplo, cabe la denominada “exposición dialogada”), de la actitud del docente con respecto a promover la intervención de los alumnos, etc. Por otra parte, una exposición relativamente corta y bien atractiva puede ser un factor importante de motivación de los alumnos, además de la transmisión de conocimientos.

El estudio de textos puede ser más activo que la exposición, en la medida que vaya más allá de una mera lectura, comprendiendo el leer varias veces un mismo texto para fijar el significado de los contenidos, resaltar los aspectos más importantes, tomar posición respecto de las cuestiones opinables, elaborar esquemas o cuadros sinópticos, hacer resúmenes, etc. Además, el estudio previo favorece la actividad presencial ulterior en donde se trata el tema estudiado: contribuye a que sea más dinámica, eficaz y eficiente.

En general, los métodos activos son más efectivos que los métodos pasivos. Al respecto, en talleres para profesores universitarios que hemos conducido recientemente (generalmente en el ámbito de ciencias económicas), realizamos encuestas entre los participantes. Las respuestas obtenidas fueron prácticamente unánimes: la exposición suele ser el método más frecuente. Pero se reconoce que, dado su carácter pasivo, tal frecuencia dista bastante del ideal. En la encuesta preguntamos por las causas de esta situación, que resulta un tanto paradójica. Las respuestas indicaron varias causas: limitaciones de tiempo, tanto para el diseño como para la ejecución de los métodos activos, la cantidad de alumnos en el aula, la actitud del docente, la falta de formación pedagógica del docente, los hábitos de los alumnos provenientes de su experiencia en la capacitación recibida anteriormente, etc.

Estamos convencidos de que, en principio, la inversión en diseño es un factor clave de la calidad del aprendizaje. Pero los métodos activos tienden a requerir más inversión en diseño que los métodos pasivos. Por ejemplo, un profesor que conoce profundamente los contenidos temáticos de su materia está en condiciones de exponer un tema sin mayor inversión en su preparación. Pero, si decide agregar actividades participativas, se torna necesario que invierta bastante más tiempo en el diseño. Esto puede representar un problema en la dedicación del docente, incluyendo los aspectos económicos de la cuestión.

Los métodos activos tienden a demandar no solo más tiempo de diseño, sino también de ejecución. Por ejemplo, una hora puede ser suficiente para exponer un determinado tema; pero si se pretende incluir la discusión de un caso para reforzar ciertos conceptos, es probable que una hora no alcance. Vale decir que, dadas las limitaciones de tiempo, la aplicación de métodos activos atenta contra el alcance de los contenidos temáticos a cubrir. Pero aquí corresponde plantearse una cuestión: ¿qué es más conveniente, sacrificar contenidos a expensas de la profundidad del aprendizaje, o la inversa? Nosotros pensamos que normalmente lo segundo suele ser preferible. Si ponemos el énfasis en el aprendizaje, más allá de la enseñanza, el CÓMO tiende a ser más relevante que el QUÉ. Sin embargo, hemos observado que muchos docentes, en su carácter de expertos en la materia, tienden a privilegiar el QUÉ a expensas del CÓMO.

¿Lo mismo pasa en las organizaciones? Muchas empresas cuentan con los "facilitadores internos"

La distinción entre métodos pasivos y métodos activos presenta cierta correlación con la diferenciación de los roles del docente: el de “instructor”, que es transferir conocimientos, y el de “facilitador”, que es ayudar a los alumnos a que aprendan lo más posible por si mismos; la correlación entonces es entre los métodos pasivos y el rol de instructor, y entre los métodos activos y el rol de facilitador. Ahora bien, muchas personas, incluidos los docentes, tienen mayor inclinación por hablar que por escuchar. Y esta inclinación se refuerza al partirse de la base de que el docente es el que sabe y el alumno no. Además, el docente dispone de una audiencia cautiva que probablemente carezca en otras situaciones, lo cual genera la tentación de aprovecharla. En consecuencia, el rol de instructor tiende a ser más atractivo que el de facilitador. Y la atracción se potencia cuando se supone que el instructor constituye una figura mas protagónica y tiene más oportunidad de lucimiento que el facilitador. Por otra parte, de hecho, el docente suele tener en el aula un poder para ejercer su voluntad y para establecer lo que los alumnos deben o no hacer.  Este poder suele ser mayor que en otros tipos de relación. Por ejemplo, el poder que tiene un gerente con sus colaboradores, salvo un estilo autoritario permitido por la organización, o el que tiene un consultor con su interlocutor.

Todo esto se agrava debido al eventual narcisismo del docente. Muchas personas son narcisistas en mayor o menor grado, sin que lleguen a un extremo patológico. En el campo de la psicología, ciertos trabajos de investigación importantes han demostrado correlación entre el narcisismo y el carisma, si bien hay personas carismáticas que no son narcisistas. El carisma constituye un atributo para el ejercicio de la docencia. Un docente carismático tiende a ser valorado por sus alumnos. Sin embargo, no debe perderse de vista dicha correlación entre el narcisismo y el carisma. 

Para procurar el empleo de métodos activos es conveniente que el docente revise el diseño de la actividad educativa a su cargo, explorando la posibilidad de sustituir métodos pasivos por métodos activos. Esto incluye:

  • Reemplazar la exposición por otros métodos de transmisión de conocimiento, como ser el estudio de textos, así como también tratar de que la exposición sea lo más dialogada posible.
  • Incluir métodos activos como la tarea de discutir un tema controversial. Esto puede significar la reducción de contenidos temáticos, que comentamos más arriba.

Tal sustitución requiere aumentar el rol de facilitador y disminuir el rol de instructor. Esto implica un cambio en la actitud y el comportamiento del docente, que puede tener barreras personales para salir de su zona de confort, en donde juegan los factores que comentamos precedentemente.

Es interesante analizar cómo se relacionan la distinción entre métodos activos y pasivos con la diferenciación entre lo teórico y lo práctico. Claramente presenciamos una fuerte inclinación de las personas por contenidos prácticos, al menos en las organizaciones

Por supuesto. Pensemos en “teoría”, en sentido amplio, como el conocimiento expresado en términos generales. Por ejemplo, el concepto de que en la toma de decisiones, como principio general, un estilo de liderazgo participativo es preferible a uno autoritario. Y pensemos en “práctica” como la aplicación de los conocimientos teóricos para encarar el abordaje de una situación específica. Por ejemplo, el comportamiento adecuado de un gerente en cuanto a participar a sus colaboradores en una decisión especifica correspondiente a una cuestión particular que los afecta.

Hemos observado que a veces se correlaciona el método pasivo con lo teórico y el método activo con lo práctico. Sin embargo, esta correlación no es válida. Lo teórico puede dar lugar tanto a un método pasivo como a un método activo. Por ejemplo, un mismo concepto teórico puede ser expuesto firmemente por el docente (método pasivo) o ser planteado como una cuestión opinable a ser discutida entre los alumnos (método activo). Asimismo, un ejercicio práctico puede ser desarrollado directamente por el docente (método pasivo) o constituir una tarea a realizar por los alumnos (método activo). En mi época de alumno universitario, hace muchos años, era común que el auxiliar docente presentara en el pizarrón un ejercicio práctico, y los alumnos nos limitábamos a escuchar y observar y eventualmente a formular preguntas.

En general, el buen tratamiento de un tema determinado requiere la combinación integrada y dinámica de lo teórico y lo práctico. Por ejemplo, insertar aplicaciones prácticas a lo largo de un desarrollo teórico, lo cual se puede hacer de múltiples maneras. Esto significa que la tradición de separar estructuralmente la “clase teórica” de la “clase práctica”, en donde habitualmente el “profesor” dicta la primera y el “ayudante” (o equivalente) se ocupa de la segunda, es una costumbre obsoleta, que debería discontinuarse.

Actualmente y obligados por la situación solo podemos utilizar métodos de enseñanza a distancia. Ha sido una explosión inédita de canales digitales para vincularnos desde todo punto de vista.  Fuiste pionero en el desarrollo de este tipo de métodos y actualmente estás dictando clases y utilizando plataformas virtuales ¿Qué nos podés decir respecto a los métodos educativos?

Los métodos de enseñanza presencial pueden agruparse en tres grandes categorías:

  1. Transmisión al alumno de información o conocimientos. Por ejemplo, la exposición o la observación de un video en el aula.
  2. Ejecución de tareas por parte de los alumnos, que pueden ser individuales o grupales, o una combinación de ambas. Por ejemplo, un roll playing. El docente instruye y tutela la tarea.
  3. Realización de una actividad plenaria interactiva para completar las tareas indicadas en 2. Por ejemplo, el rescate del roll playing.

Dentro de la enseñanza a distancia, cabe hacer la distinción entre:

  1. El empleo de recursos que brinda la tecnología de la comunicación para la transmisión de actividades típicas de enseñanza presencial, como ser el aula virtual o el sistema ZOOM, WEBEX, TEAMS, MEET, etc.
  2. De no utilizarse dichos recursos, el empleo de métodos específicos de enseñanza a distancia, en reemplazo de métodos de enseñanza presencial.

En el caso del aula virtual o su equivalente, en principio se pueden mantener los mismos métodos de enseñanza presencial indicados en 1, 2 y 3. O sea que no se cambia significativamente el diseño, salvo la aplicación de la tecnología correspondiente. De todos modos, existen diferencias entre el aula virtual y la enseñanza presencial, porque no es lo mismo el contexto “cara a cara” que la percepción a través de la tecnología de la comunicación, lo cual afecta tanto al docente como a los alumnos.

La enseñanza a distancia nació mucho antes que el aula virtual. En una época fue “enseñanza por correspondencia” y más tarde e-learning. Se trata de sustituir los métodos típicos de la enseñanza presencial por los de enseñanza a distancia. Por ejemplo:

  1. El reemplazo de la exposición por el estudio de textos.
  2. La realización de tareas individuales y grupales fuera del aula, en base al suministro de instrucciones y elementos de contenido; por ejemplo, la consigna para efectuar un trabajo de investigación.
  3. La sustitución de reuniones plenarias interactivas, complementarias de las tareas indicadas en 2, por material escrito adicional (como “solución modelo”) o la revisión del producto de las tareas por parte de revisores a distancia.

Todo ello reforzado por la interacción de tutores disponibles para contestar preguntas y responder a otras necesidades de los alumnos.

En la mudanza de enseñanza presencial a enseñanza a distancia, el reemplazo de la exposición indicada en 1 e incluso la ejecución de las tareas indicadas en 2 no suelen plantear mayores problemas, ya sea en lo conceptual como en lo práctico. Aquí la tecnología constituye habitualmente un recurso eficaz y eficiente.

Por mi experiencia considero que el límite está dado por el tiempo que razonablemente disponen los alumnos, teniendo en cuenta la cantidad de ellos que trabajan, además de estudiar. También juegan los hábitos de los alumnos. A ello se agrega la capacidad del docente para motivar a los alumnos, pudiendo apelar tanto a la motivación intrínseca como la extrínseca.

La sustitución de las reuniones plenarias indicadas en 3 suele ser el aspecto más problemático de la enseñanza a distancia. Aquí cabe hacer una distinción entre:

  • Tareas que implican o se aproximan a un proceso algorítmico (como ser la realización de un ejercicio numérico siguiendo una fórmula determinada) o bien tareas que permiten contestaciones certeras (como ser las respuestas a un planteo de verdadero o falso fundado en lectura previa). Para estas tareas es natural que luego de ella se entregue una “solución modelo” o una “clave de respuestas” y que el aprendizaje resulte principalmente de su comparación con el producto elaborado por el alumno. En todo caso, pude haber preguntas del alumno pidiendo explicación de ciertos puntos.
  • Tareas que implican o se aproximan a un proceso heurístico, en donde el aprendizaje radica más en el proceso mismo que en las conclusiones resultantes, pudiendo estas ser opinables. Aquí en general no es conveniente entregar una clave de respuestas o conclusiones. Tal clave tiende a generar una idea contraproducente de rigidez o autoritarismo por parte del docente. Es mejor continuar con una reunión plenaria interactiva, en donde las conclusiones surjan finalmente como preferencias opinables. Este tipo de proceso presencial es casi imposible de reemplazar por un proceso de enseñanza a distancia, salvo el recurso del aula virtual. Otra alternativa es mantener la actividad presencial para dicha reunión plenaria, lo cual constituye blended training

¿Cuál es la relación entre la tecnología y el resto de los factores del diseño? ¿qué viene primero o qué viene después?

Nosotros pensamos que la relación es circular: por un lado, la elección de objetivos, contenidos temáticos y estrategias, que se hace en función de la didáctica y otros factores, sirve de base para definir la adopción de la tecnología correspondiente. Pero, por otro lado, la disponibilidad actual de la tecnología ha abierto posibilidades de diseño que sin ella hubiesen sido impensables. De manera que en este sentido la tecnología opera de movida como un factor primordial a considerar.

Se trata de algo similar a lo que ocurre con el diseño e instalación de sistemas de información, acerca de la relación entre el diseño funcional y la aplicación de tecnología.

La enorme influencia actual de la tecnología sobre las actividades de capacitación puede provocar que se pierda de vista la importancia que también tienen los aspectos didácticos, más allá de la tecnología aplicable. Esto tiene que ver con la capacitación docente: es necesaria su capacitación tanto en la aplicación de la tecnología como en materia didáctica.

El empleo de la tecnología no solo mejora la comunicación que anteriormente tenía lugar por otros medios, sino que además abre canales que antes eran prácticamente inexistentes. Por ejemplo, la interacción con las redes. Sin embargo, aquí corresponde hacer una aclaración. La interacción con las redes puede ser muy positiva cuando se trata de transmitir información acerca de percepciones, pensamientos, sentimientos y acciones de otras personas, y de generar motivación en los alumnos. Pero no es efectiva, o incluso puede ser contraproducente, cuando el objetivo de aprendizaje es desarrollar conocimientos en términos rigurosos, como ser el conocimiento científico o técnico, en donde la fuente del saber proviene de aquellos que saben o se supone que saben.

Dr. Santiago Lazzati
LAZZATI Consultores y Formadores

Socio Director de LAZZATI – CONSULTORES Y FORMADORES. Contador Público Nacional, egresado de la Universidad de Buenos Aires. Especialista en temas de management y comportamiento humano.

De 2010 a 2013 fue miembro externo del Comité de Auditoría de la “International Criminal Court”, sita en La Haya, Holanda.

Fue Socio de Arthur Andersen desde 1974 a 1993 y Director Asociado de Deloitte desde 2005 a 2015.

Autor de 22 libros y múltiples artículos sobre temas de administración de empresas.

Es y ha sido profesor de diversas universidades (UBA, UCA, etc.) y otras instituciones de capacitación. Actualmente es Director de la carrera de Licenciatura en Administración y Gestión Empresarial de la Escuela de Economía y Negocios de la Universidad Nacional de San Martín.

Experto reconocido mundialmente en el tema de Contabilidad e Inflación. De su libro “CONTABILIDAD E INFLACION” se publicaron cuatro ediciones distintas: en 1969, 1978, 1985 y 2014. De cada una de ellas hubo múltiples reimpresiones. Además, publicó otros libros sobre el tema, incluyendo INFLACIÓN Y CONTABILIDAD GERENCIAL (Coautor: Jorge Ponte- Ediciones Macci, 1987). Ha conducido seminarios y conferencias sobre el tema en muchos países de Europa y América: Alemania, Bélgica, España, Francia, Inglaterra, Italia, Portugal, Suecia, Suiza, Turquía, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú, Uruguay, Venezuela y Estados Unidos de América.

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